miércoles, 4 de septiembre de 2013

Amsterdam-Bruselas 2013 (II)

Yep, casi había olvidado que me faltaba escribir la segunda parte de la crónica del viaje, hace poco me encontré una amiga que me lo recordó, así que al lío... 

La verdad es que había escrito un par de párrafos hablando negativamente de Bélgica, pero visto con varias semanas de por medio no me parece justo. El caso es que, o porque veníamos de un país muy idílico, limpio y ordenado como Países Bajos, o porque nos esperábamos mucho de la capital de Europa, pero Bruselas (y Bélgica en general) nos decepcionó. De entrada nos encontramos una ciudad sucia, tanto en barrios sencillos como Anderlecht, como en el Barrio Europeo (el del Europarlamento), o cerca del centro. Otro punto negativo es que algunas cosas parecen funcionar un poco como aquí, "a la remanguillé" (indicaciones de puntos de interés, transportes). La bicicleta deja de ser omnipresente y se ve muchísimo menos que en Holanda, en parte porque los carriles bici son escasos. Y luego está el tema de los idiomas y sus 3 zonas lingüísticas: francófona, flamenca/neerlandesa, y alemana. Teóricamente uno se podría mover por todo el país en francés sin dificultad. El problema es que en Flandes (Brujas concretamente) parece que no quieren hablar en francés, y nos encontramos dos casos en que mi pareja preguntaba si hablaban francés, le respondían afirmativamente, comenzaba la conversación en este idioma, pero a las dos frases el interlocutor se pasaba al inglés.
Grand Place de Bruselas de noche.

Pero bueno, quitando estos detallitos, la visita fue muy interesante, y la cerveza belga compensa todo lo anterior. Merece la pena probar las distintas variedades de trapenses (cervezas de abadía) que ofrece el país, con una graduación más alta que las rubias y tostadas de aquí (de 7,5º aproximadamente, hacia arriba) y cada una con su matiz distintivo. Y mejor probarlas con el estómago lleno para no tener sustos. Respecto a la gastronomía, probamos los famosos mejillones con patatas y son eso... mejillones al vapor con patatas fritas. Los mejillones tienen un caldo muy bueno, eso sí, y los puedes comer con tomate o nata, pero es un alimento bien simple. También probamos los bombones de la franquicia Leónidas, pero por lo que nos contó después un belga, son al chocolate un poco lo que las pizzas Casa Tarradellas a la pizza tradicional...

Plaza de España, con su estatua de Don Quijote y Sancho Panza.

En cuanto a la visita a Bruselas, la céntrica Grand Place es uno de los mayores atractivos de la ciudad, sobre todo cuando cae la noche y sus bonitos edificios y quedan iluminados por luces de colores cambiantes. Otro punto imprescindible es el archiconocido Atomium construido en 1958 para la Exposición Universal, y en el que se pueden visitar todos sus átomos (un monumento ciertamente endogámico pero interesante). Junto al Atomium está MiniEuropa, una Europa en miniatura que contiene maquetas más o menos acertadas de monumentos de los países que componen la UE. Y digo esto porque, por ejemplo, en la zona de España, han puesto una Maestranza de Sevilla con un botón que al ser pulsado reproduce un continuo "¡olé!" mientras un torero da un capotazo a un toro. Topicazo mayor imposible. También está la Catedral de Santiago de Compostela, el Escorial y el Puerto de Barcelona (con una performance de un incendio bastante curiosa) con la estatua de Colón, y de otros países están la Torre Eiffel, el Big Ben, el Muro de Berlín, la Torre de Pisa, etc.

MiniEuropa con el Atomium de fondo (no, no es una maqueta más, mide más de 100m de altura).

Un monumento que tampoco puede ser ignorado es el Palacio de Justicia, un espectacular edificio del S.XIX con grandes escalinatas, espaciosos pasillos y una cúpula dorada de unos 100m de altura. Otros puntos de interés que visitamos son el clásico Manneken Pis y su equivalente femenino Jenneken Pis, las Galerías Saint Hubert, el parque Mont des Arts, el Parque de Leopoldo o el extenso Parque del Cincuentenario (con su propio Arco del Triunfo calcado de la Puerta de Brandeburgo de Berlín). Fuimos al Europarlamento con toda nuestra ingenuidad confiando en lo que decía su web acerca de las visitas: comenzaban a partir de las 10h y no requerían cita previa, con presentarse allí a esa hora bastaba. Pero no informaba que en ese momento estaba cerrado por obras, por lo que no pudimos más que verlo por fuera.

Palacio de Justicia de Bruselas.

Bruselas es una ciudad muy ligada al cómic, se ve en el gran mural de la Estación Midi dedicado a Hergé y Tintín, en los numerosos murales decorados con escenas de cómics, en los rótulos de calle simbólicos que hay por el centro (con nombres como Lucky Luke o Mafalda), en sus tiendas de cómics (si os gusta este género no os perdáis la inmensa Cómics BD), e incluso tiene su propio Museo del Cómic (no llegué a visitarlo). Y si os gustan los coches podéis visitar Autoworld, un recorrido por el automovilismo desde las carrozas tiradas por caballos hasta prototipos actuales.

Mural dedicado a Tintín (a la izquierda) y Hergé en la Estación Midi, en Bruselas.

En Bélgica también visitamos Brujas, en Flandes, una ciudad parecida a las de los Países Bajos con canales y casas estilo neerlandés. De ella destaco el Markt (monumental plaza mayor), los 4 molinos que hay junto a uno de los canales, la visita al Historium Brugge (un recorrido audiovisual por la historia de la ciudad a través de algunos de sus habitantes), la Lonja, una exposición de Dalí y otra de Picasso y el arte abstracto.

Markt de Brujas.

El resto de fotos de Bélgica están a partir de ésta. En definitiva, ha sido un viaje muy interesante a dos países que tienen menos en común de lo que parece desde fuera, pero que cada uno tiene su atractivo particular.


Salu2, Paco.

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