domingo, 14 de septiembre de 2008

Concierto de Deep Purple, 13/09/2008 - Grao de Castellón (XXV Concentración Harley-Davidson Club)

El heavy metal tiene su propia trinidad fundadora "oficial", a saber: Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple. Fuera se suele dejar a grupos como Grand Funk Railroad o Blue Cheer, pero eso es otra historia. El caso es que, de estos tres grupos, todos nacidos a finales de los 60s, los únicos que gozan de cierta salud actualmente (giran con regularidad y sacan material nuevo, vamos) son los Deep Purple.


La banda dio un recital anoche en el marco de la XXV Concentración del Harley-Davidson Club celebrada en el Grao de Castellón. La organización quería celebrar por todo lo alto los 25 años de tal evento motero y decidió tirar la casa por la ventana trayendo a los ingleses. La verdad es que había leído por internet noticias contradictorias sobre su set-list: que si tocarían durante 3 horas incluyendo todos los temas del mítico "Made in Japan" (se dejaron fuera "The mule", así que no), que si harían una parte con canciones propias clásicas y otro dedicado al mundo de la moto, etc. Al final nada de nada, un concierto estándar de poco más de hora y media con temas que, por lo que he podido comprobar, coinciden con los de otros conciertos que han hecho por Europa. ¡Pero qué señor concierto!

En general el grupo mantiene la calidad musical que le ha hecho tan grande en 4 décadas, salvo por el estado de la voz de Ian Gillan, claro. Ya se sabe que la voz es el instrumento que más castiga el paso de los años, y los tonos altos que puede cantar cada vez son menores, pero aún así trata de suplirlo con una mezcla de carisma, algunos falsetes por aquí y algunas notas de Steve Morse tapando su voz cuando no llega por allá (un truco clásico para disimular carencias vocales).


Pero si hay alguien que sobresale es Steve Morse. Aunque su estilo no es de mis favoritos (no me gustan los guitarristas que vomitan 200 notas por segundo) y creo que en ocasiones se repite un poco (tiene un barrido típico que he oído ya en varios de sus solos), la verdad es que su dominio de la guitarra es apabullante. Tanto que fue la estrella total del show, por los comentarios que capté de personas de nuestro alrededor. En especial, en su momento de gloria, su solo: en un momento dado su guitarra se transforma -musicalmente- en una flauta y de ella emana una delicada y emotiva melodía. Aparte claro, de su ya clásico medley, en el que repasa riffs clásicos de otras bandas como Led Zeppelin o AC/DC o del típico juego con la audiencia "yo toco este punteo y vosotros lo repetís". Un fiera.


Centrándome en el concierto, arrancaron con casi media hora de retraso con "Fireball", "Into the fire" y "Strange kind of woman" del tirón. Al final del último tema Gillan y Morse trataron de repetir el juego que hacían en los 70s Blackmore y Gillan, cuando el primero tocaba un punteo que Gillan repetía con su voz, acabando finalmente en un largo grito, pero claro, los años pesan y no es lo mismo. Siguieron tocando temas de su últimos LPs "Rapture of the deep" y "Bananas" y clásicos principalmente con solos de Morse (mencionado anteriormente) y Don Airey, que nos hizo un guiño colando la melodía del "Qué viva España" entre varias. Por entre medio tocaron "Mary Long", para mi un temazo y una sorpresa ciertamente, por ser poco conocido.

Para cerrar el concierto antes de los bises se reservaron la artillería pesada: "Perfect strangers", "Space truckin'" (introducida por el bajo de Roger Glover), "Highway star" y la mítica-clásica-típica-archiconocida "Smoke on the water", con su clásico riff en sol. Mejor dicho, con EL RIFF, la progresión de acordes con la que Ritchie Blackmore marcó a cientos de músicos que le siguieron. Fue con diferencia el tema más coreado, ya que más de uno y de dos sólo se conocía esa canción de los británicos.


Tras la clásica pausa para hacer como que se van pero vuelven, los bises: "Hush" (es curioso que Gillan se digne a cantar este tema que no es de su época y que no quiera hacer lo mismo con los de Coverdale, una pena) y "Black night", introducida por un solo de Roger Glover, que demostró que no es manco tocando las gruesas cuerdas de su bajo. El único instrumentista que no hizo su solo fue Ian Paice (mezcla entre Elton John y Tim Robbins, por cierto), pero aún así quedó patente porqué es el único miembro de la banda presente en todas sus formaciones o Mark's, como les llaman ellos.

Os pongo el set-list, que puede contener algún error en el orden:
Fireball
Into the fire
Strange kind of woman
Rapture of the deep
Contact lost
Solo Steve Morse
Well dressed guitar
Wring that neck
The battle rages on
Mary Long
Solo Don Airey
Perfect strangers
Space truckin'
Highway star
Smoke on the water

Bises:
Hush
Solo Roger Glover
Black Night


Salu2, Paco.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Mis 10 discos imprescindibles: "Calling card", Rory Gallagher (1976)

Rory Gallagher es, para mi, el músico más grande que ha dado nunca al mundo Irlanda. Este guitarrista de blues-rock es también es uno de los más olvidados, y esto es en parte responsabilidad suya: Rory no editaba singles, no grababa videoclips, no usaba grandes pantallas ni efectos especiales en los escenarios de sus giras (de hecho odiaba usar pirotecnia), procuraba tocar en TV siempre en directo, no aireaba su vida personal o amorosa (su gran amor fue la música que hacía y tocaba), no tuvo escándalos con drogas y se mantenía alejado de toda la farándula que rodeaba a la música. Ni siquiera tuvo una muerte "épica" como otros, ya que falleció de complicaciones tras un transplante de hígado en 1995.


El pasado año me leí la biografía en inglés (no la encontré traducida) del que fue su bajista durante muchísimos años, Gerry McAvoy, "Riding shotgun". Un libro muy interesante y recomendable que mayormente habla de su relación con Rory, la personalidad del músico irlandés dentro y fuera del escenario, anécdotas (grande la de la peluca de Ritchie Blackmore) o incluso el salario que percibían los músicos gira a gira, detalle curioso por cierto.


Musicalmente, Rory Gallagher comenzó destacando en showbands irlandesas hasta que fundó la banda Taste, un super-trío estilo Cream a la irlandesa que llegó a tocar en el festival de la Isla de Wight. Posteriormente se "emancipó" de forma algo traumática de Taste y comenzó una brillante carrera en solitario, tocando y componiendo principalmente blues-rock y blues (en todos sus subestilos), aunque no le hacía ascos al rock and rock clásico, al hard rock, al country e incluso al jazz. Dominaba la guitarra eléctrica y acústica, especialmente con slide, y también manejaba muy bien el saxo, la mandolina y la armónica. Generalmente sus bandas eran tríos guitarra-bajo-batería o cuartetos con teclado añadido. No necesitaba más, la energía con la que cantaba y tocaba tanto en el estudio como -y sobretodo- en el escenario eran arrolladores.


Pero no me enrollo más y me centro en el disco: "Calling card" está producido por el bajista de Deep Purple Roger Glover, que por aquella época produjo varios álbumes ("Sin after sin" de Judas Priest o "Loud'n'proud" de Nazareth, por ejemplo). Y comparado con los LPs anteriores de Rory, se nota en un sonido más limpio, una menor sensación de improvisación, y en la producción de los teclados, algo al estilo Purple, claro. Cuenta McAvoy en su libro que la grabación del álbum fue algo tensa por la relación entre Glover y Gallagher (el segundo tenía bastante más sentido del humor y relajación en estudio que el primero), pero el resultado final tiene una elevada calidad.


Arranca con el punteo de "Do you read me?", un mediotiempo en el que para mi destaca un gran sonido de la guitarra y los teclados del increíble Lou Martin, que se decanta por sonidos más sintetizados en detrimento de su clásico piano. "Country mile" es un tema rápido en el que destaca la sección rítmica marcando un furioso tempo (Rod D'Ath tampoco era manco), en el que Rory nos deleita con unas cuantas ráfagas de guitarra con slide, técnica que controlaba con maestría.

"Moonchild" comienza con un riff de estilo bordeando el hard rock clásico y de tintes algo épicos que se convertiría en un fijo de sus giras. El tema que da título al LP, "Calling card", es otro medio tiempo blusero-jazzero con una letra tristona, pero que no empaña para que sea un temazo:

It ain't too funny when you'd rather die,
Ain't no pleasure when that girl don't reply
to your love sick letter that you wrote in tears,
about feeling so bad for a million years.

"I'll admit you're gone" es una balada que habla sobre un amor que se fue. Gallagher demuestra especialmente su dominio de la guitarra acústica con slide, otra gran canción. "Secret agent" es un tema de rock duro con un potente riff que seguro que os recuerda al de "Sodoma y chabola" del primer LP de Leño, que para eso es Rosendo uno de sus fans más célebres.


"Jacknife beat" es otro tema de tempo tranquilo con toques de jazz en el que Rory nos habla del "ritmo de la navaja", un ritmo que, según sus letras, "suena como un camión de helados rodando callejón abajo". Ahí es ná. A destacar también el piano de Lou Martin. Para cerrar el álbum, "Edged in blue", una semi-balada con la que Rory pide ayuda para superar un bache y que, a pesar de su temática, suena optimista; y el rag "Barley and Grapevine", todo un temazo acústico sobre una loca noche de alcohol y juegos de azahar. Sobresale su dominio del rasgueo con dedos sobre guitarra de cuerpo metálico, impresionante.

Ups, me he enrollado un poco, pero creo que este artista lo merece. Espero que os animéis a descubrirlo si os gusta el blues-rock y queréis ir más allá de los típicos Clapton, Stevie Ray Vaughan y compañía. Como siempre, os dejo con uno de sus clásicos en directo, por supuesto:




Salu2, Paco.